Atrás quedaron las cenas de empresa, los turrones, e incluso el roncón de reyes, ahora llega la hora de ponernos a dieta para perder esos kilos de más que hemos cogido durante las fiestas y hasta ahora permanecían ocultos tras el abrigo.
Por eso, una buena idea puede ser probar la llamada dieta disociada. Te contamos en qué consiste.
¿Qué es la dieta disociada?
Se trata de un régimen basado en no mezclar en la misma comida hidratos de carbono (arroz, maíz, pasta, patatas, pan…) y proteínas (carne, pescado, huevos, queso, leche, yogur, frutos secos, lentejas, garbanzos o cualquier tipo de legumbre).
También se recomienda realizar cinco comidas al día: desayuno, almuerzo a media mañana, comida, merienda y cena.
¿Por qué funciona?
Muchos especialistas en nutrición afirman que estos alimentos requieren un ph diferente en el estómago para su digestión, de modo que si se ingieren en el mismo momento el organismo no consigue digerirlos correctamente, y por ello, tampoco asimilar adecuadamente sus nutrientes.
Ventajas
Es una dieta fácil de llevar a cabo, ya que no necesitas contar calorías ni realizar un cambio brusco en tu forma de comer, puesto que no se prohíbe ningún alimento.
Además, es un método de adelgazamiento rápido que, realizado de forma correcta, permite adelgazar una media de tres kilos en siete días y mejora la digestión, aliviando, por ejemplo, los problemas de acidez.
Inconvenientes
Debemos destacar que esta dieta ha de ser algo temporal puesto que no es recomendable un uso prolongado en el tiempo, ya que éste podría provocar un déficit de vitaminas hidrosolubles y de calorías, con sus consiguientes efectos perjudiciales para el organismo.
Además, algunos especialistas recomiendan en esta dieta una ingesta excesiva de grasas y proteínas, un extremo que provocaría, respectivamente, un aumento brusco de los niveles de colesterol y triglicéridos.
Un ejemplo
- Desayuno: infusiones, té, café o zumo; acompañado de pan (con miel o mermelada) o fruta con yogur. A cualquiera de estos posibles desayunos se puede añadir algún fruto seco, siempre en poca cantidad.
- Media mañana: fruta (se recomienda no mezclar frutas ácidas y dulces).
- Comida: verduras (crudas, estofadas, hervidas o como queramos) e hidratos (arroz, pasta, patatas…). De postre, yogur o fruta y una infusión o un café.
- Merienda: es posible variar, sin mezclar, entre una pieza de fruta, un yogur, un par de galletas, un poco de embutido o queso, acompañado de té, café o infusión.
- Cena: de primero se puede consumir, al igual que en la comida, sopa o caldo de verduras o las mismas verduras cocinadas de manera ligera. Pero de segundo optaremos por una fuente de proteínas a elegir. De postre, yogur o fruta.