Ha llegado al mercado la nueva edición de Chivite Las Fincas Rosado, un vino muy apreciado por todos los amantes de los rosados con personalidad. Dos familias de excepción como Arzak y Chivite se unen para dar lo mejor en este vino.
De primeras, nos sorprende con su particular botella y ese color rosa pálido que hacen de él un atractivo objeto del deseo. Una vez es descorchado nos muestra sus armas, aroma intenso, frutal, persistente, pero a la vez equilibrado. Todo ello unido a una delicada apariencia que no intenta esconder que estamos ante una nueva joya de Chivite.
Chivite, fiel a la tradición
El proceso de elaboración mediante el sangrado tradicional, después de haber sido macerado levemente, hace posible que pueda extraerse la fracción aromática y así puede conservar su finura característica. Para ello, fermenta a baja temperatura 21 días en depósitos de acero inoxidable sobre una selección de lías.
En esta tercera añada han logrado elaborarse 125.000 botellas de 75 cl a un precio de 9,90 € y la edición limitada 2.000 magnum tiene un precio de 25 €. El vino se acoge a la IGP Vino de la Tierra 3 Riberas. En sus variedades Tempranillo y Garnacha, proceden de viñedos cultivados en el norte de la provincia de Navarra, con la importante influencia del clima continental y atlántico, que moldean su sabor.
Este vino es muy recomendado a la hora de servir de acompañamiento a barbacoas, arroces, mariscos, pescados o ensaladas, debiendo servirse a una temperatura de entre 10 y 12 grados.
Chivite una idea de “crianza”
La creación de este rosado nació de la relación entre las familias Chivite y Arzak, que empezó hace unos años, así como de las tertulias que han compartido alrededor de una buena mesa. Esta unión se materializó en este buen vino, que a la vez ha servido para ser un homenaje merecido a la saga de los Arzak.
Estamos ante una marca, la de la familia Chivite que tiene una historia que se remonta a 1.647 y que durante once generaciones ha estado defendiendo un modo de vida que está muy vinculado a la vida y la tierra navarra.
Actualmente es una marca que ha sabido adaptarse a una clientela cada vez más exigente y donde brillan sus cualidades, madurez, elegancia y una combinación de tradición e innovación muy atractiva.
No soy de rosados pero tiene buena pinta y las botellas una preciosidad.