Existen una serie de reglas básicas a la hora de comunicarnos con los demás, ya sea para discutir o para dar algún halago. Es importante conseguir aplicar estas reglas ya que así¬ fomentaremos una comunicación efectiva y directa.
Algunas reglas de oro
- Mirar a los ojos a la hora de expresar nuestras ideas. Una mirada esquiva produce en el contrario suspicacias y dudas. No denota seguridad en la persona que está exponiendo su idea y el otro puede dudar sobre sus intenciones.
- Estar a una distancia prudencial. Si estamos demasiado lejos tendremos que gritar y se puede perder alguna información por el camino. Si estamos demasiado cerca, el otro puede sentirse cohibido o invadido en su espacio.
- Deja hablar a la otra persona y no cortes sus frases. Cuando el otro termine, date unos segundos para comprobar que realmente no tiene más que decir y entonces empieza tu. Si avasallamos a la otra persona echándonos encima de sus frases sentirá que le estamos agrediendo y la discusión estará servida.
- No termines las frases del otro con lo que tú crees que va a decir o con *coletillas *, puede que estés equivocado y no ayudas a comunicarse bien.
- Respeta el turno de palabra y deja hablar también a la otra persona, el monologo difícilmente sirve para llegar a una conclusión satisfactoria para los dos.
Aprende a expresar tus sentimientos
Estas reglas son aplicables tanto en la relación de pareja, como con amigos, familiares, etc. Son muy básicas y debemos cumplirlas para asegurarnos la buena comunicación, la persona que no respeta el turno, o que no mira a los ojos, no es una buena comunicadora y su contrincante se va a dar cuenta, con lo cual puede aprovechar los puntos débiles del otro para hacerse fuerte en la conversación, ya que él se mostrara seguro, intimidara al otro mirándole a los ojos, se mantendrá sereno cuando expone su postura y probablemente tendrá las de ganar en una discusión.
Además de estas reglas básicas necesarias para cualquier tipo de comunicación, tendremos que aprender a expresar sentimientos negativos a la otra persona para que entienda nuestra postura y tome cartas en el asunto antes de que nuestro enfado vaya a mas.
Para lo cual tendremos que tener claro los siguientes puntos:
Expresa tu disconformidad de forma directa, sin dar rodeos, explica tus sentimientos a la otra persona sin miedo, el otro no es un ogro y podrá ponerse en nuestro lugar si nosotros le explicamos que nos para. Desde luego, no es adivino y no podemos esperar a que «por arte de magia» sepa lo que nos pasa.
Intenta no guardar resentimientos y malas caras para luego, esto se volverá en tu contra y será contraproducente para los dos. Expresa tus sentimientos y lo que te ocurre en el momento, sin esperar a después. Guardar resentimientos solo servirá para que salgan todos a la vez en la siguiente discusión. Para entonces el otro estará descolocado y no entenderá a que vienen tantas recriminaciones a destiempo.
Evita las malas formas y la agresividad. No ayudan a la hora de comunicarte con tu pareja. El que recibe esta agresividad se pondrá a la defensiva y entrareis en una batalla campal, por otro lado puedes cohibir a la otra persona y puede cerrarse de tal manera que tampoco conseguirás tu objetivo. Además una vez pasado todo quedara en ti un sentimiento de culpabilidad y un arrepentimiento por las palabras utilizadas. Intenta enfrentarte a tu pareja de forma tranquila y pausada, defiende siempre tu punto de vista pero respetando el del otro, ya que también tiene derecho a opinar, y su opinión es tan válida como la tuyo. ¿Qué te hace pensar que eres tu el que estas en lo cierto?
Atiende a las explicaciones de la otra persona de forma activa e intentando incluirlas en las posibles opciones de solución, tal vez puedas aprender algo de todo su discurso, tu no estás en posesión de la verdad absoluta y puedes estar equivocado. Aprende a escuchar al otro.
Antes de acusar o recriminar intenta describir lo ocurrido con todo detalle a la otra persona, mientras que tu describes la situación que no te ha gustado, el otro puede ir rectificando algunos detalles que te hayan pasado desapercibidos o algunas interpretaciones a las que tu has llegado y que no son ciertas. De este modo damos oportunidad al otro de explicarse antes de hacerle un ataque directo. Tengamos en cuenta que muy a menudo hacernos malas interpretaciones de lo que el otro hace, estamos muy seguros de porque lo hace ya que le conocemos muy bien, pero tengamos en cuenta que las personas somos muy cambiantes y que podemos estar equivocándonos. Pregunta primero sobre los detalles antes de interpretar.
A la hora de discutir, defiende siempre tu postura aunque sin agredir a los demás. No critiques al otro ni interpretes su conducta, no eres adivino y no puedes estar seguro al 100% de sus intenciones. Dedícate a escuchar y a defender tu idea hasta el final, pero siempre respetando que el otro puede tener distinta opinión y no por ello es el más malo del mundo.
Intentad buscar una solución. Primero delimitar cual es el problema. Después dar varias ideas, todas las que se os ocurran al respecto, a continuación deberéis valorar cada una de ellas con sus aspectos positivos y negativos y por ultimo elegir la más adecuada (la que menos cosas negativas provoque o la que tenga más positivas). Tendréis que tener en cuenta si la solución será a corto o largo plazo, si es beneficiosa para todos o solo para uno y si es muy difícil de llevar a cabo o no. En base a estos criterios tendréis que decidir cuál es la opción mas adecuada. Ponedla en práctica y felicitaros si ha funcionado, si no ha sido así¬, ir hacia atrás y repasar en que paso os habéis equivocado, rectificar y comenzad de nuevo.