Puede deberse a múltiples causas: genéticas, hormonales, metabólicas, nutricionales e incluso psicológicas.

En el hombre principalmente se produce por una tendencia hereditaria. En la mujer se debe, en un 75% de los casos, a disfunciones puntuales como trastornos hormonales, estrés (el cabello vuelve a nacer una vez superada la ansiedad), e incluso contracturas musculares en el cuello (ya que disminuye la irrigación sanguínea del cuero cabelludo).

¿Se puede prevenir?

Si notas que pierdes más de cien pelos al día tienes que empezar a tomar medidas para que el problema no se agrave. Si la alopecia es hereditaria, el tratamiento puede ser más difícil y los resultados más lentos. Si, por el contrario, se debe a una causa concreta, como una dermatitis seborreica, hay que erradicar en primer lugar esa dolencia para evitar que la caída se siga produciendo.

Una vez que comienza, ¿cómo se combate?


Conviene hacer un estudio del cabello para concretar qué tipo de alopecia se padece y, a partir de ahí, elegir el tratamiento adecuado. Normalmente se suelen prescribir productos por vía tópica y oral (nutricosméticos) que, además de estimular la microcirculación a nivel capilar, contengan activos que constituyan un aporte energético para las células del folículo piloso y ayuden a regular el ciclo vital del cabello. Otra opción, siempre bajo supervisión médica, es la ingesta de proestágenos antiandrógenos, que frenan la acción de la testosterona y disminuyen la seborrea. También hay soluciones tópicas que se aplican en el cuero cabelludo mediante masajes que restablecen el correcto funcionamiento de las papilas dérmicas.

¿Es bueno tomar vitaminas cuando se cae el pelo?

Si la causa de la caída es un déficit nutritivo de alguna sustancia o complejo vitamínico necesario para el organismo, sí. Puede ocurrir también que la caída se deba a falta de hierro, en este caso sería bueno tomar dosis extra de este mineral.

¿Qué tratamiento de centro estético-médico es más recomendable y eficaz para la alopecia?

Sobre todo los que estimulan el folículo piloso, ya que actuarán justo en el lugar en el que se origina el desarrollo del cabello. El tratamiento debe reducir la escamación, secreción sebácea, aumentar la circulación sanguínea y aportar nutrientes. Lo mejor es combinar varias técnicas como los masajes capilares estimulantes, para mejorar el riego; la ozonoterapia, para oxigenar los folículos (zona de la piel en la que se origina el crecimiento del pelo); y la láser de baja frecuencia, para reactivar el funcionamiento de esos folículos pilosos y propiciar el crecimiento del pelo.