Resultan muy favorecedores delineados con lápiz y/o sombras en color malva, ya que toda la gama de los lilas destaca el tono esmeralda y le da un brillo especial. Es importante elegir un tono satinado, más mate y profundo que chillón. Eso sí, más vale tener cuidado con los lilas si se tienen muchas ojeras, en cuyo caso pueden parecer más pronunciadas.
Eso no quiere decir que sea ésta la única opción posible: no dudes en jugar con los grises ahumados, de aspecto muy sofisticado, o con los verdes musgo, oscuros, profundos y perfectos para la luz fría del otoño y del invierno. ¿Prefieres jugar con los castaños? Huye de los marrones rojizos, como el terracota, y utilice gamas más amaderadas.
Lógicamente, el negro siempre es una apuesta segura, aunque puede resultar demasiado intenso y dar un aire duro y agresivo a la mirada, por lo que conviene limitarlo a la máscara de pestañas. Un recurso muy habitual es recurrir al negro para intensificar el tono de los ojos verdosos, y si bien esto puede resultar muy seductor, es un look sólo recomendable para quienes quieran un maquillaje marcado, sofisticado y atrevido.
Evita los colores derivados del azul, porque no contrastan ni realzan el color verde del iris.