Todas soñamos con un pelo de anuncio: sano, largo, brillante, voluminoso… Pero lo cierto es que son muy pocas las afortunadas que pueden presumir de ello. La genética, nuestro ritmo de vida, una mala alimentación y las agresiones externas son los principales culpables. No desesperes, unos pequeños cambios en tu rutina diaria pueden obrar milagros.
Menú capilar
La alimentación juega un papel importante en la salud del cabello. Para la doctora Luz García de Juan, especialista en Medicina Estética y Nutrición de la Clínica Orel, «una dieta poco equilibrada es, en muchos casos, la única causa de un pelo desvitalizado, mate y sin vida».
¿Qué alimentos son necesarios? Además de frutas, verduras y agua en abundancia, la doctora Paloma Cornejo, jefa de la Unidad de Dermatología de IML (Instituto Médico Láser), recomienda «los ricos en proteínas (huevos, leche, queso…), las grasas de origen vegetal (frutos secos y aceite de oliva) y el ácido linoleico (aceite de girasol y soja)».
La doctora García de Juan va más allá: «Ante un pelo graso hay que controlar el consumo de lípidos y en caso de sequedad incrementar el de ensaladas, frutas y cereales integrales, así como los alimentos ricos en hierro».
Suplementos, ¿sí o no?
Ambas expertas coinciden en que sólo son necesarios en casos concretos, como periodos de estrés, posparto, regímenes, tras una enfermedad, poslactancia… y siempre deben ser recetados por un médico. ¿Cuáles? «Aquellos que incluyan zinc, magnesio, vitaminas E, C y las del grupo B, hierro y selenio», apunta la nutricionista.
Principales enemigos
Además de la mala alimentación, también la ansiedad y los cambios hormonales hacen que el pelo se vuelva más quebradizo. «El estrés es capaz de generar una mayor vasoconstricción que disminuye el riego del cuero cabelludo y aumenta la actividad suprarrenal, lo que se traduce en una mayor producción de seborrea y en alopecia», explica la dermatóloga. Por otra parte, «los ambientes contaminados, el alcohol, las grasas y los dulces elaborados también le hacen un flaco favor a tu pelo», afirma García de Juan. Y hay agentes externos como el calor (secadores…), el sol y el cloro que son perjudiciales.
«El aclarado debe hacerse con agua tibia y con mucha presión»
Sigue el ritual
Al contrario de lo que todo el mundo piensa, hay que lavarse el pelo siempre que sea necesario. No es malo hacerlo a diario. El protocolo a seguir, según la dermatóloga, es: primero cepillar y después usar un champú adecuado a tu tipo de cabello. Si está muy sucio puedes aplicarlo dos veces y la segunda dejarlo actuar de cinco a diez minutos.
«El aclarado es muy importante. Debe hacerse con agua no muy caliente y con la mayor presión posible», apunta. Se puede utilizar una crema hidratante sólo en los largos, evitando la raíz. Después hay que aclarar otra vez.
Por último, secarse el pelo con una toalla lo máximo posible para disminuir el tiempo de uso del secador. También es importante mantener los cepillos y peines limpios. Aplícate un tratamiento específico (caspa, grasa, sequedad…) una vez por semana. Y evita peinártelo cuando esté mojado: es más frágil.