La práctica de ejercicio durante la gestación mejora el estado cardiovascular, muscular y la postura corporal, además de evitar un aumento excesivo de peso, mejorar las cifras de tensión arterial y proteger frente a la diabetes gestacional. También contribuye a aliviar las molestias digestivas tan propias del embarazo y el estreñimiento y aumenta el bienestar mental, ya que reduce el grado de ansiedad y depresión. De la misma manera, es útil para disminuir el insomnio y ayuda a adoptar hábitos de vida saludables.
Todos estos beneficios favorecen unas mejores condiciones físicas para enfrentarse al embarazo y el parto. Además, los últimos datos aseguran que acorta el tiempo de hospitalización posparto y reduce el número de cesáreas. Pero para sacarle partido, el ejercicio debe ser individualizado y la gestante, sometida a controles médicos regulares. Los expertos recomiendan una serie de pautas:
Beber y comer de manera adecuada con el aporte apropiado, sobre todo, de hierro, calcio y suplementos vitamínicos. A las necesidades calóricas de la gestación hay que sumar las del ejercicio. Además, como la sensación de sed no es un buen indicador de deshidratación, hay que ingerir antes, durante y después del ejercicio físico. El apetito y la sensación de hambre también pueden verse afectados por los cambios hormonales. Por ello, conviene una vigilancia estricta de la nutrición.
Realizar siempre programas de calentamiento previo y estiramientos posteriores durante unos 10 minutos después de cada sesión.
El ejercicio debe practicarse de forma regular, de 3 a 4 sesiones de unos 30 minutos a la semana, no de forma discontinua, ni a intensidad alta o de competición.
Si es un poco intenso, no debe durar más de 15 minutos ni realizarse en condiciones de calor o humedad altas, por riesgo de deshidratación y aumento de la temperatura.
Utilizar ropa y calzado deportivo idóneo y cómodo.
Hacer ejercicio sobre superficies que no resbalen, mejor en suelos que reducen el impacto de la pisada.
Evitar los deportes de contacto, saltos, choques o contragolpes y los movimientos de gran amplitud, ya que durante el embarazo se da un hiperlaxitud de las articulaciones que añade un mayor riesgo de luxaciones y esguinces.
Prescindir de ejercicios con riesgo de caídas o de golpes en la zona del abdomen, sobre todo en el primer trimestre, así como otros que obliguen a mantener una posición estática durante un tiempo prolongado o realizar cambios muy bruscos, por el riesgo de mareos y caídas. Tampoco son recomendables los ejercicios que precisen espiraciones forzadas con la boca y la nariz tapadas, que reducen la oxigenación en la gestante y al feto.
Son más recomendables los ejercicios aeróbicos de intensidad moderada, que no superen el 70% de la frecuencia cardíaca máxima teórica.
Ante signos de cansancio, mareo o malestar general, hay que parar siempre. Sobre todo, evitar el agotamiento.
Los deportes idóneos son la marcha, la natación y el ciclismo, si se evitan terrenos demasiado irregulares. Los paseos de 30 minutos al día pueden incrementarse hasta una hora y la intensidad adecuada será la que permita mantener una charla con el acompañante.
Vía: www.consumer.es
hola, tengo una duda y siempre olvido preguntarle a mi medico. hace años bailo diferentes ritmos, lo cual me hacen muy bien, no solo al cuerpo si no animicamente también, unos de los ritmos es un tanto acelerado, hay algunos pequeños saltitos y movimiento de pelvis y torso bien marcados, estoy en la semana 14 de mi embarazo, y la verdad es que me gustaría seguir con mis clases habituales, pero estoy un tanto preocupada con hacerle algún mal a mi bebe. que me aconsejan?