Uno de los pasos más importantes para mantener la belleza de la piel es sin duda la limpieza, incluso para aquellas mujeres que no usan maquillaje. La producción natural de sudor y grasa, así como la influencia de agentes medio ambientales como la contaminación depositan sobre el rostro un velo de impurezas que conviene eliminar con suavidad, para tampoco irritar ni dejar la piel excesivamente desprotegida.
Diferentes clases de limpiadoras
- Las leches o el cold cream son limpiadoras de base aceitosa que ayudan a eliminar los productos más resistentes, como el maquillaje. Se deben extender con las manos, haciendo pequeños gestos circulares, retirando después el producto con algodón. El posterior uso de tónicos ayuda a eliminar todo resto de limpiadora.
- Las limpiadoras al agua, sean geles o jabones, se usan siempre sobre la piel mojada, formando una pequeña espuma que ayuda a arrastrar la suciedad. Suelen resultar más confortables a las pieles mixtas o grasas. Es importante realizar un aclarado en profundidad.
Las claves de una buena limpieza
- Se debe adquirir desde muy joven una rutina de belleza que incluya la limpieza diaria, preferentemente por la noche.
- Las pieles muy grasas se beneficiarán no sólo de una limpieza nocturna, sino también de una matutina para eliminar los restos del sebo producido por la noche.
- El limpiador se usa siempre desde el centro del rostro hacia fuera.
- Insista en las aletas de la nariz, la barbilla y la frente, sin olvidar la raíz del cabello, el cuello y el escote.
- Aclare con agua tibia y finalice siempre con agua fría, que ayuda a cerrar los poros.
- Todos los gestos deben ser suaves, sin tirar del tejido. Al secar la piel, hágalo con suavidad, apretando la toalla contra el rostro con suaves golpecitos.