La reunión anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) ha dejado constancia de un problema que los especialistas venían observando desde hace años: los hombres son cada vez menos fértiles. Prueba de ello es que en los últimos 10 años la microinyección –proceso empleado cuando los espermatozoides son de muy baja calidad- ha desplazado a la fecundación ‘in vitro’ en las clínicas de reproducción asistida.

La inyección intracitoplasmática de espermatozoides, ICSI o microinyección consiste en introducir directamente en el óvulo un espermatozoide asegurando así la fecundación. Es la solución a la esterilidad masculina. El primer uso de una ICSI se publicó en 1992 y cinco años después representaba ya el 34,75% de los procedimientos de fecundación en el laboratorio.

Desde entonces, su uso se ha hecho mucho más popular. Según los datos aportados por Ander Nyboe Andersen, director del consorcio europeo de monitorización de la FIV (fecundación ‘in vitro’), organismo perteneciente al ESHRE, los porcentajes se han invertido. En 2005, la FIV tradicional (en la que una gota de esperma concentrado se pone junto al óvulo) suponía el 36,7% de los tratamientos mientras que la microinyección había alcanzado el 63,3%.

Andersen ha explicado que este desplazamiento no se debe al aumento de la infertilidad masculina. «Más de la mitad de todos los ciclos de ICSI se realizan en parejas que no tienen diagnóstico de infertilidad masculina grave. Cada vez se usa más en parejas con un diagnóstico de causas mixtas de infertilidad o en las que no se conocen los motivos o que son mayores», ha explicado.

Sin embargo, Antonio Requena, director del Instituto de Valenciano de Infertilidad en Madrid, cree que el factor masculino sí está relacionado con el auge de esta técnica. «Sabemos que el semen va empeorando y eso hace que muchos no alcancen la calidad mínima para un tratamiento de FIV típico», señala este especialista, para el cual debe tener una concentración de espermatozoides determinada.

Ante la duda, se opta por la ICSI

El criterio del médico también influye. «Después de un tratamiento completo de fecundación (la hormonación, la punción ovárica, etc.), es duro decirle a una paciente que no ha fecundado. Por eso, ante la mínima duda, se opta por la ICSI», explica a elmundo.es Requena.

Esta técnica, que se utiliza de forma muy dispar es los distintos países europeos, tiene una tasa de éxito similar a la fecundación tradicional, en torno al 30% ambas. No obstante, añade, la proporción de óvulos que finalmente son fecundados sí que es más alta en la microinyección, con un éxito en el 85% de los casos frente al 65% de la FIV.

España encabeza, junto con Grecia e Italia, la tabla de los estados que más utilizan la microinyección, con porcentajes que llegan hasta el 81%. Mientras, nórdicos, holandeses y británicos son los que menos. En opinión de Andersen, «algunos países usan la ICSI de manera excesiva en comparación con la fecundación ‘in vitro’, a pesar de que no exista evidencia médica de que sea beneficiosa para los pacientes».

Para Andersen, el hecho de que la inyección de espermatozoides pueda costar entre un 10% y un 30% más que una fecundación típica es determinante. Aunque Requena le resta importancia: «Es más caro, sí, pero porque es un tratamiento más complejo. Además, la diferencia no es tan grande».

El Congreso celebrado en Barcelona ha dejado otros datos interesantes acerca de la reproducción asistida. Nuestro país ocupa el cuarto lugar en el mundo (dos puestos más que en 2002), con 41.000 tratamientos anuales, por detrás de Estados Unidos, Alemania y Francia.