Con Angel, el estilo Thierry Mugler se materializa por primera vez en un perfume en 1992. Adoptando un compromiso creativo opuesto a las tendencias de la época, Thierry Mugler, firma un perfume de irracionalidad. Un auténtico manifiesto olfativo, un fantasma sensorial en estado puro, fiel a su credo: estar allí donde nadie se lo espera, imprevisible. Al final verá la luz un perfume-firma jamás olido, jamás visto, jamás imaginado…
Fruto de la imaginación visionaria, de la creatividad sin límites, y de la libertad sin trabas de su creador, Angel nos invita a viajar por su universo onírico e insólito. Combina los tiernos y dulces recuerdos de la infancia con imágenes de espacios infinitos. Esta creación vanguardista nos sumerge en un universo desconocido en el que la mujer es una heroína glamurosa fascinante, de múltiples facetas.
En apenas 20 años, Angel se ha convertido en un mito en el firmamento de los 10 perfumes más vendidos del mundo. Actualmente queremos proporcionarle a Angel una embajadora que esté a la altura de su desmesura y de su vanguardismo: Georgia May Jagger; hija de Jerry Hall, icono de Thierry Mugler y de Angel hace 19 años; la fusión del glamour y del rock.
La elección de Georgia May Jagger, una joven estrella de fulgurante estela en el mundo de la moda y la belleza, resultó ser una evidencia… porque su madre, Jerry Hall, ya estaba estrechamente vinculada a la historia de la marca como habitual de los desfiles de moda Thierry Mugler, y fue musa emblemática de Angel de 1995 a 1997.
La imagen de Angel da un giro radical con un nuevo tratamiento gráfico. Rompe con las campañas anteriores y las comunicaciones tradicionales retomando la audacia que diferencia a la marca. La nueva imagen de Angel evoca las facetas plurales del perfume ofreciendo un estilo al margen del tiempo, evocador para las mujeres Angel, desde las más fieles hasta aquellas que muy pronto caerán rendidas ante su estela facetada de misterios celestes, de tiernas delicias y de voluptuosidad fatal.
La mujer Angel es ante todo una seductora cautivadora, una mujer triunfadora, pero sorprendente. Esconde bien su juego, porque no es necesariamente el ángel que pensamos… Una mujer “mitad ángel, mitad demonio”, caracterizada por una sutil combinación de fuerza y de fragilidad: a veces atrevida, a veces frágil, pero siempre sorprendente
Su fragancia, llena de desmesura, inicia el género gustativo en los perfumes y crea una nueva familia olfativa, la de los orientales golosos. Angel, siempre sorprendente, nunca indiferente… despierta a la mujer fatal que dormita, la metamorfosea y logra crear ese vínculo excepcional de una mujer con su perfume. En caso de adicción, la dependencia casi roza la obsesión.
Es un perfume con estela, personalidad, que rinde homenaje a la feminidad envolvente, carnal y glamurosa. Angel, es también un perfume de audacia, ya que se creó a partir de una concentración “fuera de toda norma” de pachulí. Su dosificación se sitúa al filo de la desmesura y nunca causa indiferencia.
Sus notas de frutos rojos, praliné, vainilla y pachulí responden al deseo de hermosas materias, y el misterio que sigue suscitando contribuyó a conformar un mito, en torno a 3 facetas:
- La faceta celeste evoca un mundo de pureza cósmica: como el aroma del viento, del cielo, de los grandes espacios, del color azul, del infinito, como una bocanada de aire fresco.
- La faceta delicia conforma un universo sensorial de deliciosos placeres: un deleite afrutado inspirado en los sabores deliciosos y alegres de las meriendas de la infancia.
- La faceta voluptuosa expresa una dimensión carnal: la extrema feminidad, envolvente, es “la esencia de la mujer”.
Su frasco-estrella, convertido en un emblema, combina la estética, la perfección y la proeza tecnológica. De este modo, ese azul celeste, que evoca la inmensidad y el misterio cósmico, resulta totalmente inédito en perfumería.
Las estrellas Angel son diamantes azules esculpidos en cinco puntas asimétricas, diseñados como joyas. Su diseño único plasma una tensión, una oposición de elementos, un eco de la propia fragancia: el cristal azul facetado contrasta con los destellos del metal brillante.
En lugar de desechar su frasco o de comprar uno idéntico, se anima a los fieles de la marca a recargar su frasco Angel. Este gesto fácil de realizar contribuye a fomentar comportamientos eco-responsables.
Esta solución ventajosa para todos se centra en torno a cuatro grandes valores:
- Lujo: el frasco y su dimensión estética recuperan su valor y preciosismo.
- Servicio: el ritual de la recarga contribuye a establecer una relación privilegiada entre la asesora y la clientela, al ofrecer un servicio avanzado y único en el punto de venta.
- Ahorro: el consumidor se ahorra el precio de un nuevo frasco (es decir, más de un tercio del precio del frasco lleno).
- Ecología: esta iniciativa ciudadana permite reducir el impacto medioambiental asociado a los envases (frascos y estuches) no desechados.
En definitiva, ANGEL se ha convertido en una estrella emblemática que brilla en todo el mundo.