La tasa de divorcios ha aumentado en nuestro país en los últimos tiempos. Esos padres separados tienen derecho a rehacer su vida y por tanto surge la difícil tarea de integrar a las nuevas parejas en la dinámica familiar.
Normalmente, los hijos no aceptan de buen grado a la nueva pareja, bien sea de mamá o de papá. Sienten que pierden exclusividad en la atención que les dedican y por otra parte no quieren encariñarse con esa nueva persona, porque sienten que traicionan a su padre o madre.
Es difícil, pero no imposible. Hay que tener claro que cuanto más pequeño es el niño más fácil será la aceptación de esa nueva persona. Cuanto más mayor sea o más traumática haya sido el proceso de separación o la pérdida de un progenitor más difícil será.
Pero, ¿cómo se le dice al niño que mamá o papá «tiene un novio»? Sólo de pensarlo a más de uno le tiemblan las piernas. Hay que tener claras una serie de cuestiones:
- Aseguraos que queréis apostar por esa relación de pareja. Si no estáis seguros mejor esperad, no es conveniente aturdir al niño conociendo muchas parejas.
- No hay que mentir al niño, y se le debe proporcionar información poco a poco. Al principio vale que hablemos de un amigo/a que habéis conocido, pero antes o después hay que llamar las cosas por su nombre. No se puede hacer como los jóvenes de hoy, que siguen llamando amigos a sus novios hasta el día antes de la boda. Si es novio se le llama novio.
Cómo llamar a la nueva pareja
Una vez que se lo habéis dicho, tendréis que ser muy cuidadosos en la forma en que se lo presentáis y en cómo lo introducís en esa relación de padre/madre e hijo:
- No hay que forzar la relación con el nuevo miembro. Al principio hay que procurar que se conozcan fuera del domicilio familiar. Planificar alguna actividad que sea corta y que pueda ser agradable para el niño. La relación debe ser natural, si forzáis mucho la situación y os empeñáis en que caiga simpático/a o hacéis excesivos halagos a la persona nueva, es probable que consigáis el efecto contrario.
- No intentéis comprar su cariño con regalos.
- Hay que ser natural en las muestras de cariño tanto con la pareja como con el niño. No caigáis en los excesos pero tampoco las reprimáis en absoluto. Una cosa es que de vez en cuando haya una demostración de afecto -un beso, una caricia, cogerse de la mano, y otra que no corra el aire. Lo mismo pasa con el niño. Normalmente, no les gusta que un extraño les achuche excesivamente, por lo tanto, tomaos vuestro tiempo.
- De repente no puede aparecer el novio/a hasta en la sopa. El niño tiene que seguir disfrutando de momentos a solas con sus respectivos padres.
Si sois el progenitor que no tiene pareja, no saboteéis la relación de vuestra ex pareja delante del niño. Lo único que conseguís con ese enfrentamiento es hacer sufrir al niño. Y por cierto, evitad hacerle un interrogatorio sobre esa nueva persona, porque al final el pequeño os contará lo que vosotros queréis oír, no la realidad.
La aparición y aceptación de esa nueva persona suponen muchos cambios en la vida del niño. La más importante es que de repente se da cuenta de que sus padres biológicos ya no se van a volver a juntar. Normalmente, los niños siempre albergan la ilusión o fantasía de la reconciliación de sus padres. Por tanto, hay que dejar muy claras las cosas al niño y no alimentar esas fantasías.
Por otro lado, el niño puede sentir que si acepta por ejemplo a ese novio está traicionando a su padre biológico y por tanto da igual cómo sea éste porque de entrada será rechazado. Hay que explicar bien al niño cuál es el ‘rol’ que ocupa cada uno. Nadie puede reemplazar a su mamá o papá -aunque éste hubiese fallecido-.
No desesperéis en el intento. Se necesita tiempo, mucha paciencia y muchísimo diálogo.