Un tema tabú del que pocos hablan: seguir manteniendo relaciones sexuales con la pareja de la que se acaban de separar. ¿Tiene algo de malo? Pautas para pensarlo mejor.
El siglo Veintiuno nos encuentra con un dramático cambio en las relaciones humanas. El modelo de familia típica está en extinción, y entre las nuevas relaciones, se cuentan los casos de parejas que, una vez separadas, siguen manteniendo un vínculo sexual.
Una verdad de la que pocos hablan
En muchos casos, la separación afectiva no es acompañada de una separación sexual. Muchos piensan que, si pueden seguir gozando el sexo tan intensamente como cuando convivían en pareja, y su ex mantiene la misma política, no debería haber nada malo con continuar la relación en su faceta sexual.
De lo que hablamos, es de parejas que han tenido el coraje de finalizar una relación que no los hacía sentir plenos. Esta decisión es un paso adelante al compararla con parejas que se mantienen juntas sólo por rutina o por su vida sexual, aún cuando el amor ya se haya perdido.
Pero muchas parejas que se han divorciado, no obstante, no pueden todavía aceptar una vida sin sexo, o sin el sexo que tanto disfrutaban junto a su ex.
Sin embargo… ¿Es realmente correcto mantener este tipo de actitud? ¿O acaso estamos hablando de una conducta patológica?
Ligado a esto… ¿Debería dejar de experimentar placer por ciertas convenciones? ¿O se trata de una acción que se suele desaconsejar por ser dañina emocionalmente? Por último… ¿Cuándo se supone que este tipo de relación debería finalizar?
Más allá de los prejuicios
Lo cierto es que nadie tiene la última palabra sobre las relaciones humanas. Para algunos, puede haber divorcio afectivo pero no sexual. Para otros, lo que realmente no se habrá separado es el vínculo afectivo, por lo que el sexo será una forma de mantenerlo incluso después de la separación.
Los más pragmáticos, afirman que el único cambio es el del espacio físico, pues de hecho mantienen la pareja, pero viviendo en casas separadas. La pregunta, en cualquier caso, vuelve a ser la misma ¿En qué punto se puede hablar, entonces, de divorcio o separación?
Los especialistas afirman que a sus consultorios llegan personas que sostienen tener sexo con sus parejas hasta incluso después de tres años de separados.
En estos casos, ambos miembros de la pareja suelen mantener relaciones con terceros, pero no por ello dejan de tenerlas con sus ex. No es lo más común, por cierto, pero sucede.
Lo que también puede suceder, señalan algunos de estos especialistas, es que exista un temor por parte de ambos de quedar solos, o bien de ver que su pareja rehízo su vida. Así, antes que quedarse solos, estas personas prefieren seguir manteniendo relaciones con su ex.
Incluso, en muchas oportunidades parece mucho más seguro y cómodo que quedarse completamente solos y salir nuevamente -ya en una edad no tan juvenil- a la verdadera montaña rusa que significa llenar sus necesidades sexuales, en tiempos de Sida y de abundancia delictiva.
También, podría darse el caso de que mucho del enojo y la angustia que provocan los divorcios, pueda ser por lo menos aliviado mediante la seguridad de mantener un constante y seguro sexo, que además está prontamente disponible.