En la mayor parte de las especies animales, el deseo sexual en las hembras desaparece cuando se ha producido la fecundación.
La mayoría de los machos tienden a matar a las crías de su propia especie para favorecer que las hembras vuelvan a tener celo.
Parece que las hembras cuidan de las crías y los machos se dejan llevar por sus deseos sexuales. En la especie humana generalmente no es así, suceden dos cosas extraordinarias, que los machos se ocupan de las crías con tanta dedicación y amor como las hembras y que el deseo sexual se mantiene durante casi todo el tiempo del embarazo y la crianza.
Si las relaciones son deseadas por los dos no hay ningún inconveniente en tenerlas.
Muchos estudiosos creen que estas dos cosas están relacionadas, que la satisfacción sexual que le proporciona al macho, potencia sus conductas de apego con respecto a las crías.
Pero, evidentemente, nuestra especie ha transcendido en mayor o menor medida todo lo animal y nuestras conductas se rigen por otros parámetros como los religiosos, éticos o con arreglo a la razón.
Los hombres aman a sus hijos aunque no haya relaciones sexuales por medio y muchas parejas se abstienen de las relaciones sexuales durante el embarazo y la cuarentena porque consideran que es lo mejor para la madre y el bebé, pero otras muchas aprecian las relaciones como la expresión del cariño que les une y no se atreven por miedo, si las relaciones son deseadas por los dos no hay ningún inconveniente en tenerlas.
El buen sexo favorece el estado de ánimo y ayuda a que la baja autoestima que la pérdida de la figura provoca, no sea tan dolorosa.
Aunque la comunicación sexual es excelente en cualquier momento del embarazo, lo cierto es que durante los tres primeros meses no es recomendable la penetración si hay o ha habido riesgo de aborto espontáneo, el segundo tercio es estupendo porque en la mayoría de las mujeres el deseo se incrementa y la intensidad de los orgasmos también.
Los tres últimos meses son más problemáticos, porque la tripita impide usar muchas de las posturas favoritas, las mejores para este tiempo son la de la mujer encima y sobretodo la de las cucharas, es decir, estando los dos de lado, el hombre se coloca a la espalda de la mujer y la penetra suavemente, mientras, puede acariciarle los senos o el clítoris.
¡Ah! Una mujer embarazada puede ser bellísima sexualmente si así lo siente y cuida su persona en todos los aspectos como vestidos, ropa interior o maquillajes.