Utilizar aceite de oliva en lugar de mantequilla, optar por las carnes magras o usar hierbas aromáticas en la preparación de las recetas son algunas de las recomendaciones.
No hay médico que no lo aconseje. Es más, evitar el exceso de grasa (en especial de las grasas saturadas) en la dieta, se ha convertido en una de las recomendaciones fundamentales de la OMS –Organización Mundial de la Salud- de cara a combatir y evitar multitud de enfermedades. Y aunque esto no siempre resulta fácil, sí que existen una serie de consejos prácticos que pueden ayudar a conseguirlo a todas aquellas personas que así lo deseen:
- Trate de escoger carnes magras y quitar la grasa visible de las mismas antes del cocinado. El pollo, prepárelo sin la piel.
- Asimismo, desgrase los caldos de carne o aves en frío. En cuanto a los derivados lácteos (leche, yogures…) es preferible que sean desnatados.
- Cocine y aliñe los platos siempre con aceite de oliva en lugar de hacerlo con mantequilla o margarina.
- Prepare más comida de la que va a consumir en ese momento para poder así congelar parte de ella y no tener que acudir a ‘precocinados’, normalmente más grasos.
- Si come fuera de casa, eleja del menú ensaladas, aves o pescados a la parrilla en lugar de fritos o guisos.
- Utilice sartenes y ollas antiadherentes de aluminio o similares en los que utilizando apenas grasa no se pega nada.
- Elija métodos de elaboración pobres en grasa como puede ser cocer, hervir o rehogar en sartenes de tipo ‘wok’.
- En lugar de espesar las salsas con nata, hágalo con verdura triturada (previamente cocida).
- Como acompañamiento sustituya los fritos o gratinados por un poco de arroz o unas patatas cocidas.
- Si el sabor de la verdura cocida le parece soso, complételo con hierbas aromáticas en lugar de añadir otros condimentos más grasos.
- Cuando fría o ase, deje los alimentos primero sobre varios fragmentos de papel de cocina para que éstos absorban toda la grasa sobrante.
- Recuerde que es recomendable distribuir las comidas en varias tomas, ya que esto influye positivamente sobre el nivel de lípidos en sangre.
Es preferible decantarse por los alimentos frescos antes que por los ‘precocinados’, normalmente más grasos.