Está demostrado que los bebés disfrutan mucho en el agua, y son capaces de desenvolverse en el medio acuático antes incluso de que pueda dar sus primeros pasos. La matronatación, que así es como se denomina a la natación para bebés, te permite participar directamente de una actividad que ayudará al desarrollo de tu bebé y en la que ambos podréis disfrutar. Es fundamental que transmitas seguridad a tu bebé. Asimismo este contacto reforzará el vínculo existente entre padres e hijos.
Debemos esperar hasta el cuarto mes del bebé para introducirlo en la piscina, ya que a esa edad termina de madurar el sistema inmunológico del bebé y las posibilidades de resfriados y de infecciones como la otitis, son más pequeñas. En la piscina, el único cuidado que se debe tener es evitar los sustos al bebé. Una mala experiencia a esta edad puede hacer con que el bebé críe una fobia.
Debemos familiarizar al bebé con el agua, por ejemplo, nunca hay que entrar con el bebé en la piscina ni saltar al agua, puesto que podría asustarle. Por el contrario, el método más eficaz es sentarlo en el bordillo mientras otra persona lo sujeta por detrás. Si no hay nadie que pueda ayudarte, puedes dejarlo tumbado y después introducirlo lentamente.
Cuando ya estéis en el medio acuático hay que adaptarlo a la temperatura y moverte suavemente y haciendo pie. No hay que olvidar que el bebé puede estar asustado, por ello tienes que hablarle, explicarle que se trata de una bañera muy grande e, incluso, cantarle.
Para ayudarle a moverse en el agua, apóyalo sobre tu pecho y colócalo boca arriba sujetándolo con las manos planas por la cintura. Inicia un movimiento hacia atrás, suave y serpenteante.
Recuerda que el ejercicio en el agua:
- Desarrolla capacidades sensoriales y psicomotrices, mejora la coordinación, el equilibrio y el conocimiento del espacio.
- Aumenta la habilidad corporal del bebé.
- Despierta los reflejos y la capacidad de supervivencia contribuyendo en el desarrollo de la independencia y de la autoconfianza del niño.
- Les ayuda a mantenerse en forma y mejorar su tonicidad.
- Fortalece la capacidad respiratoria y beneficia la condición cardiovascular.
- Aumenta su resistencia e incrementa su fuerza.
- Los ejercicios suaves, combinados con el agua a una temperatura agradable, relajan al bebé, estimulan su apetito y le hacen comer y dormir.