Jian es una mujer china cuya historia comienza bajo los escombros dejados por el terremoto. Esta policía salvó a un bebé de tres meses y tras averiguar que había perdido a su madre en la catástrofe, decidió amamantarlo ella misma.
Diez días después del desastre, esta mujer ha extendido su auxilio maternal a los refugios. De esta forma, da el pecho a otros niños que han perdido a sus madres o a los pequeños cuyas progenitoras están enfermas o demasiado cansadas.
Aunque Jian no pueda evitar sentirse culpable por el tiempo que ya no dedica a su propio hijo, se siente contenta y satisfecha porque su leche ayude a muchos de los niños supervivientes de la catástrofe.
La especie humana, todavía puede enorgullecerse de que existan personas capaces de ayudar de forma desinteresada a los demás. Todo un ejemplo de solidaridad.