En ocasiones el fórceps se sustituye por la ventosa. Este instrumento, prácticamente en desuso en España, se introduce por la vagina hasta alcanzar la cabeza del feto, a la que se adhiere para extraerla al exterior ayudada por las propias contracciones maternas. Al igual que el fórceps su uso se limita a situaciones de riesgo, en las que el parto se prolonga demasiado y existe peligro de sufrimiento para el feto.
A juicio del doctor Cabrillo, secretario de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), el empleo de estos artilugios no significa necesariamente que se haya deshumanizado el parto. En su opinión, todo lo que ayude a las mujeres y permita prevenir posibles complicaciones (monitorización fetal, epidural, fórceps, ventosas…) es bueno, y estos avances no significan en ningún caso que el parto pierda humanismo.